NI GOLPES QUE DUELAN, NI PALABRAS QUE HIERAN
El pasado martes 22 de noviembre, nuestro sindicato OSTA, a través del Departamento de Igualdad (del que la sección sindical del Ayuntamiento de Zaragoza forma parte), realizó una Asamblea para afiliadas/os en el Salón de Actos del Centro Cívico Salvador Allende.
El acto comenzó con un manifiesto, expresando nuestra denuncia a las diversas formas de ejercicio de la violencia contra las mujeres, no solo de la violencia en el entorno de la pareja, sino en las relaciones sexuales y en la ciberviolencia a partir de los instrumentos tecnológicos.
Posteriormente, con una puesta en escena de la compañía teatral Chispandora, y a través de cuentos y con la participación del público, nos contaron la historia de la relación entre el amor y la locura.
Posteriormente, compañeras del Departamento de Igualdad, interpretaron el cuento “Yo voy conmigo”, para visualizar que cada persona tiene que valorar su forma de ser y así ser capaz de tener el control sobre su vida y sus acciones sin dejarse anular.
Se continuó con el cuento de Arturo y Clementina, donde se planteó la formación de identidad, el conocerse y respetarse, sin anular nuestra propia identidad y personalidad.
Por último, se habló sobre una nueva amenaza a los derechos de las mujeres, cuyo texto adjuntamos a continuación:
La sumisión química:
La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual del Estado español, introduce como forma de comisión, la agresión sexual denominada “sumisión química”.
El miedo es una constante en la vida de las mujeres, una disciplina sexual que se nos inculca desde niñas, poniendo el foco en la responsabilidad de las víctimas de protegerse del peligro machista.
Todas estas agresiones comienzan en un local de ocio nocturno, terminando, bajo sospecha, en agresión sexual, lagunas, olvidos y vergüenza.
La sombra de la sumisión, hombres que se sirven de drogas para violar a las mujeres, administrando drogas por vía oral o inyecciones. La administración de sustancias con fines delictivos para dominar y someter a las víctimas, para que ni recuerden los abusos. Cuanto más accesible, barata y difícil de rastrear sea la sustancia, mejor.
El problema es la alta complejidad diagnóstica en este tipo de agresiones, ya que a la sospecha de sumisión protocolariamente se pide la búsqueda de drogas en analíticas, pero estas sustancias no están incluidas en los análisis más habituales, es por eso que ante la más mínima duda se pide la revisión ginecológica para que entre en marcha el protocolo de agresión sexual.
Hay que aumentar las garantías jurídicas, pedimos coordinación entre los estamentos implicados, personal sanitario, cuerpos del estado, jueces…
Es un problema social criminal de raíces profundas, un reflejo más de la cultura patriarcal en la que nos movemos, el derecho penal tiene un peso simbólico.
Es necesaria una educación-sexual con perspectiva de género, sobre todo la educación afectivo-sexual en la adolescencia. Una educación basada en la empatía, en el respeto a la diversidad y en los derechos humanos, donde prevalezca el deseo y no la sumisión que enseña la industria machista del porno y normaliza la cultura de la violación.
Hay que estudiar más al agresor y no a la víctima y cambiar el enfoque. Hay que plantear que no sólo tenemos 35 mujeres asesinadas, sino que tenemos 35 asesinos de mujeres…
Porque tenemos derecho a divertirnos dónde, cómo y cuándo queramos.
Los bares y las calles también son nuestras.
Porque lo que para ti es diversión, para nosotras es VIOLACIÓN.
STOP SUMISIÓN QUÍMICA